miércoles, 13 de diciembre de 2006

Un poema y dos cuentitos

La lluvia ha cesado, las nubes se disiparon,
el cielo está otra vez sereno
cuando el corazón es puro, todo es puro en el universo
confiando mi cuerpo al curso de las cosas,

renuncié al mundo para ser libre
con la luna nueva y las flores he de pasar el resto de mi vida.


Ryokan

El ciego y la lámpara

Cuando un ciego se despedía de su amigo, éste le dio una lámpara. “Yo no preciso de la lámpara, pues para mí, claridad u oscuridad no tienen diferencia” -dijo el ciego. “Conozco al respecto, pero si no la lleva, tal vez otras personas tropiecen con usted” -dijo su amigo. -"Está bien" Luego de caminar en la oscuridad tropezó con otra persona.... -“¡Huy!”-dijo el ciego. -“¡Hay!” -dijo la persona chocada por el ciego en la oscuridad. -“¿Usted no vio esta lámpara?” -dijo enojado el ciego. -“¡Amigo! Su lámpara estaba apagada.”


El mudo y el papagayo

Un novicio preguntó a Zu Shou: Digamos que un individuo se ilumina pero no consigue expresarse con palabras, ¿con qué puede ser comparado? -Con un mudo que prueba la miel. -Digamos que un individuo todavía no ha alcanzado la Iluminación, sin embargo se expresa (al respecto) con palabras floreadas, ¿con qué puede ser comparado? -Con un papagayo parlanchín

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