martes, 8 de enero de 2008

Presencio el miedo más pavoroso que me hunde en lo insospechado; la paz que cuelga del silencio que me inunda; abro la boca para saborear al menos un poco de lo que me encuentra y vivo mil caídas mientras la luz de la luna vuela como gaviota...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy bueno.
El tiempo a veces nos pasa como si solo fueramos espectadores de los acontecimientos que nos ocurren. Sin más acción que la de recibir lo que nos viene.